Cómo superé el síndrome del impostor teniendo discapacidades del aprendizaje
Soy un científico con . Además he luchado con el síndrome del impostor toda mi vida. Para mí, este síndrome es la sensación de que no pertenezco ni merezco mis logros, y que todos los que me rodean pensarán que soy un fraude. Tener discapacidades del aprendizaje hace que el síndrome del impostor no solo sea un reto para mí, sino una lucha.
Yo pensé que al recibir mi título universitario dejaría de sentirme como un impostor. Estaba equivocado. Luego creí que al recibir mi doctorado en virología molecular y en microbiología, el síndrome del impostor sería parte del pasado. No fue así. Estaba convencido de que mientras más me acercara a mi sueño de convertirme en científico, más cómodo me sentiría con mis logros. Pero no ha sucedido.
En lugar de ello, mis dificultades de aprendizaje solo han hecho que me sienta más fuera de lugar.
Mi nivel de lectura se encuentra en la parte inferior del decimoquinto percentil (entre 6º y 9º grado). Pero mi trabajo como científico investigador requiere que lea textos complicados que están llenos de términos técnicos.
Mi velocidad de procesamiento está al final del decimocuarto percentil, pero tengo que aprender nueva información a la misma rapidez que mis colegas. De hecho, aprendo la información tan lentamente y olvido lo que he aprendido tan rápidamente que constantemente necesito revisar la información que acabo de aprender.
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Mi lucha con el síndrome del impostor ha estado presente toda mi vida. Cuando estaba creciendo, mis dificultades de aprendizaje me hacían sentir que era imposible tener éxito. Desestimaba los logros menores, como cuando obtenía una buena calificación en una tarea escolar o recibía un elogio de un maestro. Estaba convencido de que no lo merecía.
Algo dentro de mí todavía se siente como aquel niño asustado de leer en voz alta en clase porque me aterrorizaba lo que pensarían los otros niños de mí. Si usted tiene un hijo con dificultades de aprendizaje o de atención que no se siente bien consigo mismo, yo sé cómo se siente su hijo. Porque ese era yo.
Aunque lucho constantemente contra el síndrome del impostor, he aprendido a controlarlo de maneras que me hacen pensar que estoy ganando la batalla. Utilizo varias técnicas específicas. Espero que algunas de ellas sean útiles para usted o para su hijo, si alguno de ustedes alguna vez enfrenta esos sentimientos.
¡Planifíquelo! Me consta que merezco los éxitos que logro en mi vida. También sé que esa sensación de que no pertenezco o merezco ser exitoso aparece de vez en cuando. No la ignoro ni la niego, trato de enfrentarla.
Tengo conmigo una lista de las cosas en las que he trabajado muy duro para lograrlas. Cosas como obtener mi título universitario, escribir y publicar artículos científicos y hacer experimentos innovadores. En los días en que siento que no pertenezco, leo mi lista y eso me pone los pies en la tierra.
Repítase que no es suerte. Regularmente me digo a mí mismo que no fue cuestión de suerte. En mi cabeza (y en voz alta cuando lo necesito) me repito: “No tuve suerte”. “Me merezco este logro”. “Yo pertenezco aquí”.
Es trágico cuando las personas con dificultades de aprendizaje y de atención creen que no merecen ser exitosos y desestiman sus logros. Cuando nos esforzamos y somos recompensados, tenemos que decirnos que lo merecemos tanto como cualquier otro.
Haga preguntas. Mi síndrome del impostor muestra sus garras cuando pienso que las personas me menosprecian. Durante años, eso me impidió que hiciera preguntas en clase, y por lo tanto que entendiera las tareas y los exámenes.
Aprendí que tengo que forzarme a hacer preguntas en clase, durante presentaciones y en el trabajo. Eso me ayudó a sentirme cómodo frente a mis compañeros de clase, mis colegas y mis compañeros de trabajo. Lo que es increíble es que me di cuenta de que muchas veces, otra persona en el salón tenía la misma pregunta y ¡también se sentía nervioso de hacerla!
Abogar por uno mismo.Abogar por sí mismo es lo más importante que aprendí para ayudarme a combatir el síndrome del impostor. Cuando estaba en la escuela media empecé a asistir a las reuniones del IEP, gracias al apoyo de mis padres. No siempre entendía los detalles de lo que estaba ocurriendo, pero entendí que muchos adultos estaban intentando ayudarme a aprender mejor. Al asistir, aprendí que era apropiado que defendiera mis derechos.
Eso se tradujo en que hablara en clase y permitiera que mis maestros supieran cuáles eran las que necesitaba. Lentamente empecé a valorarme más y a sentir que tenía el derecho a recibir más ayuda.
Saber que no es el único. El síndrome del impostor se presenta de diversas maneras. Puede ser un temor paralizante, inmovilizador o solo una breve duda de su capacidad. Lo he experimentado en todas sus variantes. Algo que me ayudó fue entender que sentirse un impostor es extremadamente común. Le ocurre a muchas personas a lo largo de sus vidas.
A través de estas cinco técnicas, aprendí a controlar mi síndrome del impostor, al menos la mayoría de las veces. ¿Y en lo que respecta a usted y su hijo? ¿El síndrome del impostor es parte de sus vidas? ¿Qué técnicas utilizan usted o su hijo para vencerlo? Por favor escriba abajo sus comentarios.
Revise frases que su hijo puede utilizar para abogar por sí mismo. Aprenda maneras de ayudar a su hijo a desarrollar su autoestima. Y descargue notas para la lonchera que ayuden a su hijo a desarrollar la confianza en sí mismo.
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