Todos los niños experimentan estrés. Pero los niños que piensan y aprenden de manera diferente enfrentan desafíos que pueden aumentarlo.
Podrían sentir estrés adicional en la casa, la escuela o en situaciones sociales.
Tener estrés frecuentemente puede ser perjudicial. Existen maneras de evitar los factores que lo desencadenan y ayudar a los niños a manejarlo.
Imagine esta situación. La clase tendrá un examen de matemáticas importante. Muchos estudiantes se sienten un poco estresados. No obstante, los que se sienten preparados y suelen salir bien en los exámenes puede que se sientan motivados a obtener una buena calificación.
Pero ¿qué sucede con los niños a los que a menudo no les va bien en los exámenes? ¿O los que no recuerdan o no comprenden el material que estudiaron? Ese es el caso de muchos niños que piensan y aprenden de manera diferente. Por eso, puede que sientan más estrés que sus compañeros.
Los niños que piensan y aprenden de manera diferente enfrentan los mismos factores de estrés que los otros niños. Sin embargo, tener desafíos adicionales puede aumentar su nivel de estrés.
Algunos reaccionan al estrés igual que los demás niños. No obstante, algunos pueden tener reacciones más fuertes. Por ejemplo, los niños con tienden a sentir las emociones de manera más intensa que otros niños. También tienen más dificultad para manejar las emociones.
Sentir estrés a menudo puede perjudicar a los niños. Sin embargo, hay maneras de desarrollar la autoestima y evitar los factores que desencadenan estrés, tanto en la casa como en la escuela.
Profundice
Estrés bueno versus estrés malo
El estrés es una realidad en la vida de todos. Es la respuesta de “lucha o huida” de nuestro cuerpo ante situaciones desafiantes. Cuando sentimos estrés, nuestro corazón late más rápido. Las palmas de las manos sudan. Nuestro sistema se prepara para la acción.
El estrés puede ser beneficioso. Nos puede impulsar a enfrentar el reto que se nos presenta. Muchos niños podrían sentir estrés por un examen. La mayoría descubre cómo manejarlo. Saben lo bien que se siente aprobarlo y quieren “asumirlo”.
El estrés también puede ser perjudicial. Eso ocurre cuando nos sentimos abrumados por nuestros problemas. O no sabemos cómo enfrentarlos y no podemos hacer bien nuestro trabajo.
Qué desencadena el estrés en los niños que piensan y aprenden de manera diferente
Hay muchos factores que pueden desencadenar estrés en cualquier faceta de la vida. Es común que los niños sientan estrés en situaciones que involucran de manera directa sus desafíos.
En la escuela: Las aulas caóticas, las tareas escolares confusas y el temor a sentirse avergonzados pueden causar estrés. Lo mismo sucede en situaciones que dejan en evidencia los desafíos. Por ejemplo, los niños que tienen dificultad con la lectura podrían sentir pánico cuando el maestro les pide que lean en voz alta.
En la casa: La falta de estructura o tener demasiadas actividades después de la escuela puede causar estrés. cuando los niños llegan a casa y sienten que sus familias esperan demasiado de ellos puede aumentar el estrés.
Socialmente: La mayoría de los niños solo quieren sentirse aceptados. Esto puede ser difícil para los niños que tienen dificultades con las habilidades sociales o con el aprendizaje. Podrían sentirse "diferentes" por ir al salón de recursos o tener tiempo adicional en un examen. También puede que les cueste relacionarse con otros niños.
Los niños no siempre encuentran las palabras para describir lo que sienten o para pedir ayuda. Por eso es importante estar atento a los signos de estrés, que incluyen:
Cambios marcados y repentinos en el esfuerzo que ponen en la escuela.
Evitar la escuela y los exámenes negándose a ir.
Cambios importantes en su actitud: malhumorados o indiferentes.
Comportamiento disruptivo (problemático).
Comportarse como si tuvieran menos edad.
Aislarse o tener estallidos emocionales.
Separarse de otros niños.
Dificultad para concentrarse.
Notar estas señales le permite intervenir antes de que el estrés se convierta en un problema mayor. El estrés crónico puede convertirse en ansiedad.
Hay cosas simples que usted puede hacer para ayudar a los niños estresados. Estas son algunas:
Continúe hablando y escuchando. Anime a los niños a hablar cuando se sientan abrumados. Los padres y los maestros deberían intercambiar información de lo que están viendo y escuchando en la casa y en la escuela.
Fortalecerlos emocionalmente. Celebre incluso las victorias pequeñas para que sepan cómo se siente tener éxito. Proporcione elogios que fortalezcan la autoestima.
Ponerlos sobre aviso. Avise a los niños con anticipación sobre cambios en la rutina o las expectativas. Hablen de cómo prepararse. Esto puede ayudarlos a enfrentar los desafíos con mayor confianza.
Buscar apoyo. Es posible que le preocupe que el estrés pueda estar afectando a su hijo. Si así es, hable con el consejero escolar o con el proveedor de atención médica de su hijo.